¡¡¡Sí a la vida!!! «Derecho a la vida del ser humano no

nacido vs. derecho a la libertad de la madre»

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Incorporando mi propia imagen a esta nueva entrada, en uno de los momentos más felices de mi vida (la boda de mi hija Ana), saludo a todos y hoy expreso mi alegría, grito, mas bien traslado el antedicho grito al lenguaje escrito, con todas mis fuerzas: ¡¡¡Sí a la vida!!! Completo la susodicha entrada con el texto correspondiente a un artículo publicado en uno de mis blogs el jueves 5 de agosto de 2010 que,  convencido estoy, es de rabiosa actualidad, titulado «Derecho a la vida del ser humano no nacido vs. derecho a la libertad de la madre» y con la foto de un ser humano en el seno materno bostezando.

     Leí el artículo firmado por J. M. Carbonero publicado en el periódico Última Hora (UH), titulado «Pasando consulta» en su DOMINICAL dedicado a la SALUD, pág. VI, 18 de Julio de 2010. Siento el  impulso de escribir mi opinión, en defensa de la verdad científica,  médica  y humanista cristiana sobre el presunto derecho de la mujer a tener la libertad de acabar con la vida del ser humano no nacido, su propio hijo. Ni una sola vez en todo su artículo, el autor, menciona al ser humano en gestación ni su derecho a ser protegido, atendido, curado médica o quirúrgicamente -si es preciso- «in útero», en definitiva preservada su vida.  A ello nos dedicamos, por fortuna la inmensa mayoría de médicos, a atender e intentar curar, a «todos los seres humanos», «pasando consulta» y en cualquier momento. En mi caso, estoy seguro de no ser el único, lo he hecho más de una vez incluso con algún animal, lease perro, para intentar que no muriera.
     No voy a perder ni un segundo en explicar, biológica, científicamente algo sobradamente conocido. La vida humana se inicia en el mismo momento de la concepción. Nuestros niños y cualquier persona deberían reconocer dicha verdad. Desde ese momento «todos los rasgos genotípicos y fenotípicos futuros están escritos en su código genético». La medicina está preparada para detectar precozmente e intentar curar a esa vida en gestación.
     La interrupción voluntaria del embarazo (IVE), abortar, es violentar, utilizar la violencia en el seno materno para acabar, eliminar, suprimir,  matar ese ser humano en gestación.
     ¿Es razonable, justo, ético, moral, humano, cargar la responsabilidad de esa muerte a quien mediante un acto médico tiene precisamente la obligación y el deber de ayudar, defender, curar y preservar la vida en todo momento? De ninguna manera.
     ¿Practicar un aborto es un acto médico? En modo alguno. No solamente se pretende acabar con la salud y la vida del ser humano no nacido sino que tampoco se ayuda a preservar la salud de la madre, probablemente afectada el resto de su vida. Solamente en situaciones muy excepcionales (leucemia, cáncer, inmunodeficiencias graves…) puede estar justificado y la madre facultada para decidir no continuar con su embarazo si corre grave riesgo su propia vida.
      Por desgracia el fraude de ley consistente en alegar alteraciones mentales en su inmensa mayoría y otros engaños ha tenido macabras consecuencias: alrededor, más de un millón de vidas en gestación han sido eliminadas durante la última década sólo en España. Esa cifra puede ser mayor en el futuro dado que no va a exigirse requisito alguno para poder abortar hasta las 14 semanas con la única pretensión de que ello es un derecho de la mujer, sin contar con el derecho del padre ni el respeto al derecho a la vida que tiene el ser humano en gestación.  «Suprimir una vida humana en el seno materno no deja de ser un acto más de violencia» al igual que la doméstica, ya sea contra género diferente-heterosexual- o contra el mismo género -homosexual-, la dirigida a niños o ancianos (descendente o ascendente)  y  la violencia en el lugar de trabajo («mobbing»). Lo verdaderamente  lamentable e irreparable, en lo que se refiere al ABORTO: «SIEMPRE SIGNIFICA LA ELIMINACIÓN Y LA MUERTE DE UN SER HUMANO EN GESTACIÓN».
     Quiero. Deseo. Debo recordarlo. El Papa Juan Pablo II denunció solemnemente y en múltiples ocasiones este tipo de violencia contra el ser humano más indefenso e inocente depositando toda su confianza y haciendo un llamamiento al deber de la madre a protegerle.
      Ninguna legislación puede justificar moral o éticamente suprimir el derecho a la vida, atacar la dignidad del ser humano frente al supuesto derecho a la libertad de la mujer.
     El filósofo José Antonio Marina hace una clara defensa del no nacido en cuanto a su dignidad: «Todo ser humano está dotado de dignidad, … incluido el feto. Axioma básico sobre el que se construye la ética entera».
     También del todo de  acuerdo con  el periodista Martín Prieto en su artículo Bajo el Volcán, Crónicas personales, p. 2, El Mundo / El Día de Baleares de 23 de noviembre de 2008: «Se legisla la vida, no la muerte harapienta».
     Asimismo J. A. Reig Pla manifiesta: «un estado que legaliza la cultura de la muerte se convierte en totalitario».
     Para quienes creen que  acabar con la vida de un ser humano en gestación es solamente una cuestión política, meramente legislativa, el cardenal Levada (Prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe ) les recuerda: «el aborto no es una cuestión meramente política, sino de religión y cultural que toca las raíces humanas».
     Por lo tanto nadie está de enhorabuena con esta ley del aborto. Todo lo contrario. Si la anterior ya ha acabado con el potencial humano y económico que supone suprimir cientos de miles de vidas humanas, hoy por hoy, la reformada seguirá haciendo lo mismo, eso sí de modo más fácil. Es la hora de reflexionar, personalmente estoy seguro de ello, si estamos efectivamente ante una crisis moral -entre otras muchas- que permite transgredir, violar, violentar, eliminar la vida humana en gestación amparada y propiciada por la aprobación de la reciente ley eufemística y paradójicamente denominada «Ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo» porque no tiene nada de salud para el no nacido sino todo lo contrario: la  muerte.
    Mientras tanto oigamos y veamos, emocionados, maravillados, las fotos y videos (ecografías bidimensionales y de alta resolución) de las vidas que sí van a ver la luz produciéndonos una inmensa alegría y felicidad (latidos cardíacos desde las primeras semanas de gestación, movimientos, gestos de tipo bostezos, chuparse el dedo, insinuación de una tenue sonrisa, etc). Utilicémoslas para intentar convencer a las «madres gestantes» que sufren dudando sobre la continuidad de la vida de sus hijos con el fin de dar prioridad y elegir el derecho a la vida del no nacido frente a su más que dudoso derecho a la libertad para acabar con él. ¡Consigamos que no tengan ni la más mínima duda sobre la prioridad del derecho a la vida del ser humano no nacido sobre esos pretendidos derechos que únicamente conducen y finalizan  con su muerte! ¡Significará, felizmente para ellas, el triunfo de la vida sobre la muerte!