Oportunidad histórica, al igual que probablemente sucederá, con la nueva Ley de Educación en España, la de mejorar el sistema educativo, tan deteriorado y que ha afectado negativamente a algunas generaciones de alumnos los últimos 30-40 años, según el ya conocido informe Pisa y otros muchos. Voy a referirme a lo sucedido con la huelga de docentes, que lamentablemente se prolonga, y a la manifestación producida este último domingo en la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares con motivo de la nueva Ley de Tratamiento Integral de las Lenguas (TIL). Vaya por delante que soy de los que creen que la educación y la sanidad en modo alguno deben politizarse ni utilizarse con fines partidistas u otros más graves, mucho menos puede y debe permitirse la intromisión de personas, grupos de dudosa legitimidad democrática ni tampoco de otras autonomías, porque idéntica e intolerable intromisión sería que lo hiciera Baleares con los asuntos de la Autonomía, por ej. de Cataluña.
¡Sí a la promoción y formación del catalán de las islas! ¡Nunca imposición y pasada por el aro del catalán «standart» que margina nuestras peculiaridades y es muy inferior, diferente al nuestro en cuanto a fonética, utilización de artículos y muchos términos o palabras no comunes, más bien característicos de cada una de esas autonomías! Si la «inmersión», puesta en práctica en Cataluña con evidente incumplimiento del mandato constitucional, significa marginar e incluso hacer desaparecer dichas peculiaridades en favor del «standart» y, lo más grave, ignorar el castellano como la otra lengua vehicular, constitucional y propia también de la autonomía de Baleares: ¡bienvenido sea el TIL, no sólo en cuanto a añadir el aprendizaje del inglés, sino a tantas lenguas como sean necesarias para una mejor formación y educación de nuestros hijos y nietos! Hagan un esfuerzo los docentes en el aprendizaje de esos idiomas, paulatino y progresivo si se quiere, pero ¡háganlo!, los padres y sobre todo los educandos se lo agradecerán de por vida, en este mundo globalizado. Ello significa, por primera vez, ecuanimidad a partes iguales y libre elección de los padres, en última instancia, los principales responsables de la educación de sus hijos junto a ustedes.
La más numerosa, mejor, significativa y democrática manifestación es la que con total libertad tiene lugar cada 4 años, me refiero tanto a las elecciones locales, autonómicas o estatales, como las europeas. Me niego a caer en la trampa y juzgar cuantos eran los oportunistas, los pancatalanistas, los que anhelan nuestra anexión a la entelequia de unos utópicos e inexistentes países catalanes y cuantos eran separatistas o independentistas, pero me temo es posible fueran mayoría. Por lo tanto, demando respeto, reconocimiento de periodistas y algunos docentes, afortunadamente una ridícula e ínfima minoría, que se burlan continuamente de los «abuelos» de nuestras islas al haber sido aludidos por el presidente del Govern mediante escritos y chistes de evidente mal gusto y falta de educación, cuando realmente han sido ellos quienes nos han transmitido de forma oral y gestual, sin necesidad de gramática alguna, el catalán característico y propio de nuestras islas que ha quedado grabado en nuestros circuitos neuronales infantiles; alabo, a este respecto, la revisión de textos, la necesidad de que los docentes no tengan miedo a enseñar «Ses Rondalles» a los niños y animarles a visionar la maravillosa serie Mossèn Capellà, también a la Autonomía de Cataluña con el fin de compartir nuestras peculiaridades así como compartimos algunas de las suyas. Vuelvan pues nuestros estupendos docentes a las aulas e intenten respetar la voluntad de los votantes, como espero lo hagan con los próximos gobernantes, si esto tiene a bien o mal cambiar, que eso es otro cantar. Piensen, reflexionen sólo en una mejor educación de los niños, no tanto en imposiciones, ideas o entelequias absurdas y no aceptadas, separatismo o independentismo que no cabe en la Constitución Española, pretensiones e intenciones por parte de algunos, unos pocos, que nada tienen que ver con la puesta en marcha del TIL ni con la educación presente y futura de nuestros niños. Gracias.